Probablemente no esperábamos que ocurriese de este modo. El mundo ya ha cambiado, y nuestros hijos van a formar parte de su construcción y van a vivir en él.

Esa nueva realidad sociolaboral que nos parecía lejana, casi de “ciencia-ficción”, se ha precipitado y materializado en apenas unos meses transformando nuestras vidas y nuestra forma de relacionarnos. Y este es el momento de adelantarse, porque esperar puede ser adecuado en muchas ocasiones, pero en otras puede significar perder el tren de la innovación, de la tecnología, del ciberespacio, de las comunicaciones y del trabajo en red.

Hoy en día no es suficiente con acumular datos memorísticamente, sino que es fundamental desarrollar competencias transversales para manejarlos. Habilidades como la reflexión, el pensamiento crítico, destrezas artísticas y sociales, y en especial, el desarrollo del pensamiento creativo, se erigen como las competencias más buscadas en las universidades de prestigio y en el mundo profesional, sea cual sea la actividad de fondo. Por tanto, ahora es el momento, cuando nuestros hijos e hijas son adolescentes, para que a través de la propia experiencia descubran sus propias fortalezas y adquieran las habilidades más demandadas del siglo XXI, así como las herramientas necesarias para iniciar su camino profesional, en definitiva, sus vidas.

Una de las oportunidades más valiosas y recomendadas para iniciar una formación que los prepare a sacar lo mejor de ellos mismos es la realización de un año escolar en el extranjero. Esto significa, para los participantes, salir de la zona de confort, experimentar, arriesgar, relacionarse con personas de distintas nacionalidades y culturas, adquirir una mayor flexibilidad a nivel personal y cognitivo, aprender nuevas formas de hacer lo conocido, trabajar la automotivación, desarrollar la resiliencia y responsabilizarse del aprendizaje propio. Para nosotros, como padres, tener la certeza de que el centro elegido responderá a las necesidades psicoemocionales y académicas de nuestro/a hijo/a y, por supuesto, a nuestras expectativas en cuanto a calidad, certificación, convalidación y confianza.

Cada participante es único, con un perfil específico de personalidad, un estilo de aprendizaje y un rendimiento académico concretos, por lo que es fundamental conjugar de forma apropiada todos los factores.  

Todos los cursos que se realizan en nuestra selección de centros, tanto públicos como privados, e incluyen la figura de un tutor, que habitualmente vive en las proximidades y que será el responsable del bienestar general del participantes durante toda su estancia.

Académicamente, todos los cursos pueden ser convalidados posteriormente en España, unos trámites que realizamos nosotros mismos, para que no tengáis que ocuparos de nada.