Nos gusta creer que la vida es un círculo del que todos formamos parte, en el que estamos conectados unos con otros, nutriendo y siendo nutridos por los demás.

Todo aquello que somos y que ofrecemos al círculo vital, enriquece al conjunto de seres humanos fluyendo por esa corriente de conciencia humana, y nos es devuelto exponencialmente a través de ese mismo flujo del que formamos parte.

Por eso, todas las experiencias que nos acerquen a los demás, a otras culturas y realidades, nos vuelven solidarios, empáticos, comprometidos con el mundo y el futuro de la humanidad; nos hace sentir conectados y parte de algo mucho mayor que nosotros mismos, que estamos presentes de manera insustituible en el círculo de la vida.

Viajar, conocer, aprender, salir de tu zona de confort, mezclarte con otros… no es más que vivir en círculo. ¿Te apuntas?